TÉ Y MEDICINA
INTRODUCCIÓN A LA CEREMONIA DEL TÉ Y ALGUNAS REFLEXIONES
PRIMER TEXTO QUE EZC ENTREGABA A LOS ASISTENTES A LA CEREMONIA.
“Esta bebida no es más que el suave y apaciguante rocío del cielo”
Los médicos taoístas consideraban el té componente básico del elixir de la inmortalidad.
Antes de ser tomado como infusión el té era una medicina.
Gozaba de alta estima como remedio contra la fatiga, para mejorar el estado de ánimo, fortalecer la voluntad, mejorar la vista; y como cataplasma para enfermedades reumáticas.
El ideal taoísta según el cual la inmortalidad consiste en el cambio eterno, imbuyó todas as mentes.
Es el camino, el progreso, el anhelo, no la meta lo digno de atención en la vida.
Un nuevo sentido se introdujo en el arte de vivir. El té traspasaba las fronteras del entretenimiento poético para convertirse en una senda de realización personal.
Taoismo y Zen están unidos en el arte del té desde Lao Tse. El Zen como el taoismo es el culto de lo Relativo. Un maestro dijo “Es el arte de percibir la estrella polar en los cielos australes”
La escuela budista Zen, muy influenciada por la filosofía taoista , concibió un complete ritual del té. De este primitivo ritual Zen, surge y popularice en Japón en el siglo XV, “La Ceremonia del Té”.
CHA-NO-YU
“Ceremonia del té”
Tomar-el-té: conocido como “Ceremonia del té” o “Culto del té” en occidente, no consiste solo en beber el té, sino que abarca toda una serie de actividades. Todos los utensilios utilizados, la atmósfera global que rodea el proceso y por último, lo que es realmente el aspecto más importante: la disposición mental o spiritual que misteriosamente surge de la combinación de todos los factores.
Tomar el té, es el arte de cultivar lo que puede ser llamado la “psicoesfera”; es decir el campo interior de uno mismo cuando se está en una pequeña y semioscura habitación irregularmente construida, manejando la taza de té, oliendo el incienso, que es siempre suave y penetrante y escuchando el sonido del agua que hierve en el hervidor de hierro sobre un fuego de carbón.
Pasado un rato, uno se siente más sereno y comienza a oir otra clase de sonidos procedentes del exterior. Agua cayendo lentamente por una caña de bambú. El fluir del agua produce en la mente un estado de pasiva tranquilidad.
Pero la mente está realmente active, en la medida en que pueda apreciar plenamente el efecto global de las cosas que afectan a la habitación del té tanto exterior como interiormente.
Esta disposición mental o “psicosfera” que se genera, es una mente contemplativa desprovista de todas formas de dicotomía. Sujeto y objeto, bien y mal, verdadero o falso, honor y desgracia, cuerpo y espíritu. Es la idea de vacío de la que habla Meiste Echkurt en sus sermones; se refiere al hombre sin ego, sin morada que vive en la vacuidad.
Es de esta absoluta pobreza (vacío) de donde surge igualmente la filosofía del té. Es en esta no espacialidad y no temporalidad donde los maestros Zen sorben su taza de té. El filósofo del té es por tanto el filósofo de la vacuidad.
Historia de la Ceremonia
El té era conocido en Japón antes de la era Kamakura (1185-1338) pero su difusión inicial se atribuye a Eisai (1141-1215) Maesto Zen que llevó semillas del té desde China y las cultivó. Se dice que su libro sobre el té junto con algo de té preparado con sus plantas fue presentado a Minamoto Sanetomo (1192-1219) el Shogun que se encontraba enfermo. Eisai acabó siendo conocido de este modo como el padre del cultivo del té en Japón. Pensaba que el té poseía algunas cualidades medicinales y que era bueno para diversas enfermedades.
El monje Zen que llevó el té a Japón era Dai.o aproximadamente medio siglo después de Eisai. Varios monjes posteriormente fueron maestros del té, pero el que lo desarrolló especialmente y dió el toque final a lo que hoy se conoce y practica en los monasterios Zen como Cha-no-yu fue Rikyu.
El elemento común del Zen y del Cha-no-yu es la constante atención que ambos prestan a la sencillez.
EL ARTE DEL TÉ
Es la expresión estética de una simplicidad original.
Vemos como el Arte del té está íntimamente relacionado con el Zen, no solo en su desarrollo práctico sino principalmente en la observancia del espíritu que inspira la propia ceremonia.
Ese espíritu; en términos de sentimientos consiste en: “Armonía” (WA), “Reverencia” (Kei), “Pureza” (Sei) y “Tranquilidad (YARU). Estos cuatro elementos son necesarios para llevar a buen término el Arte del Té.
Rikyu; en una de sus “fiestas de té” decía “Cuando el té está hecho con agua procedente de los abismos de la Mente, cuyo fondo está más allá de toda medida, tenemos realmente lo que se llama CHA-NO-YU.
Rikyu enseña “El Arte del Cha-no-yu consiste simplemente en hervir el agua, hacer el té y beberlo.
Esto es bastante simple en cierto sentido. La vida humana, también podría tener esa simpleza. Pero ¿cuántos son capaces de vivir esa prosaica e intoxicada existencia (nacer, vivir, morir) sin acariciar deseos, sin planificar, sin lamentarse, sino con absoluta confianza; enamorándose de la vida?
Pensamos que la eternidad es algo que está más allá de nuestras medidas sensoriales; pero desde la interioridad de la vida un minute o un Segundo puede ser tan largo como un millar de años.
El dondiego de día, esa flor que dura solamente unas pocas horas de mañana de verano, tiene el mismo significado que el pino cuyo tronco nudoso desafía los fríos de invierno.
Las criaturas microscópicas son manifestación de la vida en el mismo grado que lo pueden ser el elefante o el león. De hecho tienen más vitalidad, pues incluso si todas las demás formas de vida desapareciesen de la tierra, ellas continuarían existiendo.
¿Quién negará entonces que cuando estoy tomando el té en mi habitación estoy sorbiendo con él a todo el universo y que en el momento de llevarme la taza a los labios es la eternidad transcendiendo el tiempo y el espacio?
El arte del té nos enseña realmente mucho más de la armonía de las cosas, manteniéndolas libres de toda contaminación, o simplemente sumergiéndose en un estado de tranquilidad contemplativa.
Mientras vivimos pensamos en la muerte y cuando vamos a morir anhelamos la vida.
Mientras realizamos algo interferimos con el pensamiento.
Cuando se vierte el agua en la tetera no es solo el agua lo que se vierte en ella; muchas cosas entran en ellas, buenas y malas, puras e impuras.
El agua del té cuando se analiza, contiene toda la suciedad que perturba y contamina la corriente de nuestra conciencia.
Un arte es perfecto cuando deja de ser arte. Cuando se da la perfección hay ausencia de arte.
Un maestro de Cha-no-yu dice:
“El espíritu de Cha-no-yu consiste en limpiar los seis sentidos de la contaminación”
Viendo el Kakemono (cuadro) en el Tokonoma (nicho) y la flor en el jarrón, el sentido de la vista y el olfato se purifican. Escuchando el agua en el hervidor de hierro los oídos se purifican, manejando los utensilios del té, el tacto se purifica.
Cuando todos los sentidos son así purificados la mente está transparente.
El Arte del Té, es después de todo algo espiritual y mi aspiración pura cada hora del día es no separarme del espíritu del té que, de ninguna manera, puede considerarse como un entretenimiento.
Rikyu en uno de sus poemas refleja su propio estado mental mientras mira tranquilamente hacia afuera desde su habitación del té.
El jardín se cubre
Con las agujas caídas
De los pinos
Ningún aire se levanta
Y calma está mi mente
La luz de la luna
Allá arriba en el cielo
Mirando por entre los aleros
Brilla sobre una mente
No alterada por los pensamientos
Quizá al terminar de leer esto, pensareis “Tomar el té” es un asunto insignificante y sin importancia; convertirlo en algo transcendente está completamente fuera de lugar, ¿Qué tiene que ver tomar el té con la metafísica?. El té es el té y no puede ser otra cosa. ¿Cuál es la utilidad de convertir todo esto en un extraño arte?
Los orientales son demasiado rebuscados: los occidentales no tenemos tiempo para semejantes trivialidades.
Ahora bien, diría un maestro Zen…. ¿Es un funeral algo más significativo que tomar el té?. La muerte sigue inevitablemente al nacimiento, no hay nada siniestro en ello; lo mismo ocurre con otros rituales. ¿Por qué entonces hacemos ceremonias y lo hacemos algo tan importante?. Si quisiéramos lo podríamos reducir fácilmente al mismo nivel que el hecho de tomar el té, y si fuéramos conscientes el Vivir sería una ceremonia continua.
Realizaremos la ceremonia del Té en el espíritu del que nos habla el Maestro Rikyu. Luego, nuestra comu-nicación se expresará desde ese VACIO.
Ese vacío del filósofo del té. El filósofo de la Vacuidad.
BIBLIOGRAFÍA
El libro del amante del té – Sabine Yi
Jacques Jumezu Lafond-Michel Walsh
El libro del Té (La ceremonia del Té japonesa)
Kakuzu Okaburu
Una grulla en la taza de té – Yasunari Kawabata
El Zen y la Cultura Japonesa – Suzuki
La Vida como inspiración – Consuelo Martín
ESPACIO ZEN CONTEMPORANEO
RITA LOZANO - 2000